Carlos G. Gutiérrez
Texto de sala para la muestra 'Un recuerdo impreciso, de un hecho o una imagen, me viene a la memoria'
2021 - Museo Ctibor
Primera imagen: Una roca atraviesa el umbral del tiempo y es colocada sobre una mesa como adorno
I.
Si pensamos detenidamente, podemos fantasear con que toda edificación quizás conserve en sí un vago recuerdo del tacto de aquellos involucrados en su construcción. Quiero decir que, tal vez, no todo esté perdido. Tal vez el calor que sentimos hoy se generó hace mucho tiempo y aún reside como una pequeña vibración en lo que nos rodea y que, por cotidiana, resulta imperceptible. Algo así como un código silencioso e impalpable que se acumula en la piel.
II.
Me pregunto si el tiempo está disperso en el detrito de todo lo sólido que alguna vez nos acompañó, en la unidad de lo intangible o en el gesto que erosiona la raíz de cualquier recuerdo.
III.
Que sea lo impreciso nuestra última morada.
Que sean los objetos el abrigo del tiempo.
Que nos guíe aquello que solo es cuando desaparece.
Lo impreciso,
fluido tosco y doliente,
de lengua áspera
y de dientes afilados.
Segunda imagen: Una roca forma parte de un proceso que da origen a una especie
I.
Si pensamos detenidamente, podemos rastrear el recorrido desde el polvo a la pared, del derrumbe en el cimiento, de la luz al papel.
Dicho de otro modo, encontramos ecos de una cosa en otra que, si se quiere, pueden describir el lento y obstinado trayecto en lo tangible.
II.
Estudio de fórmulas sencillas y lábiles, operando en favor de una mecánica caprichosa, profundiza en el rastro y la erosión; registros, trampas, pendientes.
III.
En lugar de describir las leyes de la física, negar el beneficio de la certeza.
Ser como el héroe inútil que no reconoce señales divinas.
Ralentizar el esfuerzo. Acceder al estudio de catalizadores enclenques que convoquen al abismo sin revelación alguna.
Lucia Delfino y Guillermina Valent
Texto de sala para la muestra 'Manual de Usos'
2021 - Museo Emilio Pettoruti
Paloma Pollan
Texto de sala para la muestra 'Título temporal'
2019 - Palacio López Merino
Que cuando miro el cielo ya no estaba donde la última vez.
¿Cuánto dura una vuelta? ¿Quién repite el mismo camino sin dejar huellas? La responsabilidad de esconder un mecanismo perfecto, un sistema diseñado especialmente por manos secretas. Evidenciando los opuestos necesarios para ver crecer las plantas, donde no existe el despacio ni lo lento, es el pulso exacto que bombea las mareas, trae la lluvia, completa el ciclo y lo arranca de nuevo.
Repetir un movimiento para siempre.
Diagramar las partes.
Calcular uniones.
Respetar los vértices.
Hablamos esa noche, nombramos las cosas, hablamos como si nos fueran a separar grandes distancias, tierras separadas por kilómetros de agua. Hablamos como dos que se entienden, y se divierten con las diferencias, que las expanden o las achican para encontrar el equilibrio que mantiene todo en su punto. Como un dibujo fresco, aguado, recién pintado, que al ser rozado por la manga de una prenda corre su trazo y deja una marca, una estela más clara, difusa, el sin querer de todos los actos. Mini accidentes cotidianos que otorgan esa gracia espontánea a la forma fija y hacen de la escena una nueva trama.
Caminamos mirando el piso, buscando piedras, las medíamos con una regla de metal, algunas las descartábamos, otras las guardábamos en una bolsa de tela. Llevábamos madera, varillas de hierro, restos de cerámica. Teníamos en una mochila los materiales más grandes y en la bolsa de mano pedazos de espejo, algunas otras piedras, un pedazo de chapa, guardaste las baterías en un bolsillo y en el otro la linterna.
Caminamos, encerrados en un loop sin desgaste, indagando sobre el cielo, buscando el secreto, queriendo develar algo de ese mecanismo hipnótico, pensando la forma de una máquina diseñamos en el aire dispositivos para atrapar el tiempo. Con un palo escribimos en el piso, hicimos cálculos que al otro día no entendimos. Miramos desde la oscuridad, atraídos por lo desconocido, ansiosos como aprendices de algo imposible, entusiasmados aunque en el fondo sabíamos que lo hermoso de todo esto es justamente, inexplicable.
Tainá Azeredo
Para la muestra 'Espacio entre'
2019 - Centro Cultural Recoleta
"Tacto II es una obra que habla del lento paso del tiempo y de las huellas que los cuerpos imprimen sobre los espacios, ya sea al dejar un rastro visible, ya sea por los ínfimos ruidos dispersos en el aire. Fragmentos de cuerpos elaborados con cerámica son adaptados en simples mecanismos de hierro que no esconden sus engranajes. Partiendo de un conjunto de obras que reproducen el mismo tipo de mecanismo, Santiago Colombo trabaja sobre pequeños gestos humanos, que con movimientos repetidos desgastan su materia."
Santiago Colombo Migliorero
'Título temporal - Procesos diacrónico e indagaciones sobre el tiempo' - tesis de grado
2019 - UNLP