RELATO III


35 x 60 x 60 cm

cerámica, espejos, madera

“Ésta era, precisamente, la queja de Bergson: no se puede representar el tiempo porque no es posible fijarlo. Es un flujo, es decir, continuidad indivisible en permanente cambio. Por eso el cine es el ejemplo típico del falso movimiento. (...), ya que su mecanismo también consiste en interrumpir el desarrollo natural de un acontecimiento.

Lo que es real – afirma Bergson – es el cambio; la forma es una detención engañosa de lo que transita. Eso se debe a que nuestra percepción sólo puede producir imágenes discontinuas de lo que es, en verdad, fluido.” 

(Una juguetería filosófica - David Oubiña) 

Una obra que intenta ser un nexo entre la escultura y la animación, entre el movimiento virtual y el movimiento real. Usando la base de un praxinoscopio, antiguo elemento de animación del pre-cine, se interpela sobre el movimiento virtual que se forman en los espejos como pantallas.

El movimiento real, solo funcional a la máquina para generar el movimiento virtual, la apariencia de movimiento de 16 estatuillas estáticas, que a la vez, se nos presenta en forma de registro, de video, ganando nuevamente terreno lo virtual.